SAN JOSÉ PATRONO DE NUESTRA IGLESIA
San José es un Santo increíble, por esa razón Dios le confió el ser el custodio y protector de la Sagrada Familia y, también por eso hoy, es Patrono de la Iglesia Católica, Cuerpo Místico de Cristo, y de nuestro Seminario Mayor San José de Zipaquirá, corazón de la Diócesis.
Él, tiene un lugar muy especial en el corazón de muchos fieles, y es comprensible, dado que es uno de los santos más reconocidos por la devoción de los fieles. Es un hombre ejemplar, de quien podemos decir, es modelo de la paternidad humana, enseñándonos la entrega y el amor tan grande que tiene un padre para su esposa y sus hijos, la paciencia para enfrentar las adversidades de la vida y el esfuerzo y la dedicación necesarias para trabajar por el bienestar material y espiritual de la familia.
Es un Santo digno de gran devoción, ya que, a través de él, de su vida y su intercesión, es posible acercarse de una manera más filial y sincera al amor de María y Jesús. Quien medite e interiorice los misterios de la vida de San José, logrará ver en él un modelo para ser un verdadero hombre al servicio de Cristo, dispuesto a luchar por aquello que es bueno, por la verdad y por el amor.
Un cristiano convencido y motivado a perseverar en su proceso de conversión (a propósito del tiempo de gracia que la cuaresma nos concede) y que se encomiende a San José, encontrará en él un padre espiritual que le ayudará a trabajar para alcanzar las virtudes que hicieron que Dios se fijara en él, su justicia, su obediencia, su prudencia, su valentía, su fidelidad y la castidad.
Todo cuanto se ha dicho y hace falta decir, permite concluir que San José es un referente sin igual, el Santo más grande de todos, únicamente superado en gracia por María la Madre de Dios y por Dios mismo. A propósito de la fecha de su fiesta y recordando las palabras del Beato Guillermo José Chaminade “Encomiéndale a él (San José) la protección de tu persona, pues salvó la vida de su Salvador.”
Por: Juan Nicolás Perlaza Rojas
Seminarista II Discipular